Leyes Dietéticas
Parte 2
Por: Brad Scott
De: WildBranch Ministry
Traducido por: María E. Figueroa
Quizás uno de los textos más citados para "probar" que las leyes dietéticas no son para la iglesia está en Hechos capítulo 10, la visión del lienzo que tuvo Pedro. Esta es una de las más sorprendentes transformaciones de la Escritura que yo he experimentado y un excelente ejemplo de interpretación a la inversa. Interpretar a la inversa, simplemente dicho, quiere decir usar el Nuevo Testamento para probar la validez del Antiguo Testamento o utilizar las costumbres de nuestra "Cristiandad" moderna para validar el Nuevo Testamento. Todo el testimonio de la "Iglesia" primitiva testificó el hecho de que todos los sermones del Nuevo Testamento eran validados al compararlos con la enseñanza del Antiguo Testamento, y no de la otra forma. El texto en Hechos es un buen ejemplo. Primero nos fijamos en lo que estamos haciendo hoy. Hoy día, comemos cualquier cosa que queramos. Entonces leemos el Nuevo Testamento. Leemos que Pedro tuvo una visión en donde el ángel le dice que se levante y coma de todos esos animales puros e inmundos. ¿Conclusión? Dios metió en un saco todas las leyes dietéticas del Antiguo Testamento. ¿Cómo sabemos esto? Bueno, ¡eso es lo que estamos haciendo hoy día! ¡La misma lógica es utilizada para probar que la iglesia primitiva se reúne en domingo, o que la cena del Señor es una vez a la semana o cada tres domingos! Pero ¿es esto lo que enseña el Libro de Hechos? Echemos un vistazo.
En Hechos capítulo 10 versos del 1 al 8, tenemos el recuento de un gentil llamado Cornelio de Italia. Cornelio era llamado un hombre devoto o charedy en Hebreo. Esto es uno quien se dedica a sí mismo a la Torá. También era descrito como uno quien "temía" a Dios. Esto es conocido como ger toshav o uno que se sienta a las puertas. Esto era un término dado a un gentil convertido, el cual es celoso por el Dios de Israel, pero que no estaba preparado para tomar el yugo del reino. Habrá más de esto en las próximas lecciones. Se le dijo a Cornelio en una visión acerca de la novena hora (entre la sexta y novena hora era la minchah o la hora de oración) para que buscara a Pedro. Así es que él envía a dos sirvientes a que hicieran venir a Pedro, para poder hablar. En el verso 9, Pedro, como a la sexta hora, nuevamente a la hora del comienzo de la oración de la tarde, está hambriento y cae en un trance. El Espíritu Santo le muestra una visión del cielo abriéndose y un lienzo que es descendido a la tierra por las cuatro esquinas. Este lienzo contiene una mezcla de animales puros e inmundos. Una voz le habla en la visión y le ordena que se levante, que mate y coma. Pedro responde naturalmente, "Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás." Estos son dos conceptos bíblicos muy diferentes. La voz le habla a Pedro de nuevo y le dice que no llame algo común a lo que Dios ha limpiado. Esta visión se repite como tres veces. En el verso 17, ¡Pedro queda perplejo! ¿Qué quiere decir esto? Bueno, para el Cristiano moderno esto no es una cosa del otro mundo. Esto quiere decir que Pedro puede comer lo que él quiera ahora y que Pedro es escrituralmente incompetente. El no puede hacer una conclusión de eso. "¿Por qué el Señor me dice que haga algo así?," Debe haberse preguntado él mismo. En el verso 19 el Espíritu le dice a Pedro que lo buscan tres hombres y que confíe en Dios, pues Él los ha enviado. En el verso 22 se le informa a Pedro que un gentil, de las naciones, lo ha mandado a buscar. Entre los versos 22 y 28 Pedro concluye de qué se trata la visión. Ordinariamente, Pedro no hubiera ido a este hombre porque éste era un gentil y era un inmundo a los ojos de Pedro. El verso 28 resume el episodio completo. "Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo;" ¿Cuán más claro puede ser Dios? El propósito de esta visión era el de enseñar a Pedro de lo que Dios estaba haciendo con los gentiles en ese momento. Esto no tiene que ver nada con cambios en las cosas que se pueden comer y en las que no. Esto no tiene nada que ver con la anulación de las leyes dietéticas. En el capítulo 11, Pedro recuenta su visión. En el verso 17 y 18, él concluye de nuevo, "Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: !De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!"
Como pueden ver, el Ruach HaQodesh le está mostrando a Kefa (Pedro) que Él está trayendo gentiles al cuerpo del Mesías al confiar al igual que los Judíos. Ya no se lleva más a cabo la conversión por medio de los sacrificios en el templo o de animales. Los Gentiles que confían ahora son uno con HaShem y ya no son más inmundos o comunes. Kefa no se levanto y comió ni enseñó que la visión se tratara de eso. ¿Por qué, teológicamente, algo que no fue creado para ser comido, de repente por el sacrificio de Y'shúa, esté bien que se coma? Y'shúa murió y resucitó para librarnos de la penalidad del pecado, y no para librarnos de las leyes que nos revelan nuestro pecado.
1 Timoteo 4:1-5 también ha sido utilizado para enseñar que todo está bien para tragar y digerir siempre y cuando usted ore por ello primero. Antes que nada, éste es un pensamiento de tipo culto para empezar. Sha'ul tuvo que tratar con este tipo de pensamiento en Corinto. El mundo espiritual tenía supuestamente que tener un efecto profundo sobre los alimentos. La sola idea de contactar a un poder superior a través de la oración para cambiar o manipular las instrucciones de Dios es abominable. El verso uno del capítulo 4 comienza con la advertencia de Sha'ul para nosotros que estamos en los últimos días, los cuales ya habían comenzado de acuerdo con Kefa en su primer sermón en Hechos. Había docenas de doctrinas gnósticas siendo enseñadas por cultos. Los cultos enseñaron que el negarse uno mismo en varias formas complacía a Dios o a los dioses. Esto eventualmente conduciría al estilo de vida de monasterio. Mucho de estos maestros hablarían de negarse y después harían aquello de lo cual ellos estaban enseñando a negarse. Esto explica por qué Sha'ul nos dice que ellos hablan mentira hipócritamente. Ellos prohibían casarse, como si el matrimonio fuera algo que contaminara al cuerpo y desviara el foco de atención hacia las deidades. Muchos enseñaban lo que hoy llamaríamos como vegetarianismo, la abstinencia de la carne en particular. Los animales eran altamente estimados y uno se convertiría en uno si se comía la carne de cualquier cosa que haya vivido y respirado. En el verso 3, Sha'ul menciona esto y les recuerda que Dios creó esos "alimentos" para que sean recibidos con acción de gracias. Toda criatura de Dios es buena, y nada debe ser rechazada, si es recibido con acción de gracias. Déjenme recordarles lo que la palabra de Dios define como lo que es alimento y lo que no lo es. Esto fue discutido en la primera parte. Esto explica por qué Sha'ul nos recuerda cuál es el tema, la abstinencia de ciertos "alimentos" por razones espirituales. Cuando Sha'ul dice que "toda" criatura es buena y no debe ser rechazada ... para propósitos de comida, él no está hablando de objetos incomibles. Los murciélagos, gatos, arañas, perros y otros humanos ¡todavía NO SON ALIMENTOS! TODA la creación de Dios es buena, pero no toda la creación de Dios es ALIMENTO. Esas criaturas creadas para ser comidas son santificadas y separadas por Dios en Su palabra en el verso 5. Son aquellos quienes confían y conocen la verdad, los que saben estas cosas. Estos versos no están hablando acerca de las leyes dietéticas o aún de asuntos "Judíos" como es enseñado algunas veces. ¿Prohibir casarse? El matrimonio es la fundación del Judaísmo. El prohibir casarse no es un precepto del Judaísmo. Tenemos muchos cultos de la nueva era hoy día practicando el mismo ritual. Hay muchos en la organización llamada PETA, que promocionan este tipo de estilo de vida.
Yo sostengo y continuaré sosteniendo que las palabras de Dios son eternas y nunca son anuladas ni obsoletas. Desde el tiempo de Adán, ha sido la naturaleza básica del hombre el de rebelarse y desafiar las instrucciones de Dios. Algunos lo desafían al simplemente no reconocerlo. Otros lo desafían en Su nombre. Y todavía, otros se aferran a Él como si Él fuera realmente un Padre. ¿A cuál grupo pertenece usted?
¡Shalom Alecheim¡